Aquí coMienza la historia
de una princesa de cuento
que en su palacio vivía
con enorme aburrimiento.

Después de desayunar
como todas las mañanas,
iba a divertirse un rato
al estanque de las ranas.

Ni las ranas ni los peces,
asomando sus cabezas
por el agua del estanque,
animaban a su alteza.

Echaba pan a los cisnes.
acariciaba sus cuellos.
miraba nadar a los patos
aburriéndose con ellos.

A veces daba paseos.
también miraba el paisaje
desde las torres más altas
o jugaba con su paje.

-¡Vaya una vida mas tonta!
–a sus padres les decía,
contándoles, cada noche,
todo lo que se aburría.

–DeJa transcurrir el tiempo-
la reina le aconsejaba
-como eres una princesa,
nunca tienes que hacer nada-

–¡PuEs no quiero ser una princesa!
¡es un trabajo aburrido!
las horas pasan despacio
y todo es tiempo perdido.

–No quiero llevar corona
ni sedas, ni terciopelos
¡cómprame una minifalda
y pantalones vaqueros!-

El rey, su padre, decía:
–SeRás de un príncipe esposa.
una vez que estés casada,
tu vida será otra cosa-

–Tendréis vuestro propio reino.
los dos seréis muy felices.
y, como dicen en los cuentos,
comeréis muchas perdices-

-Los príncipes que conozco
es que no me gustan nada.
y no comeré perdices,
ni fritas, ni escabechadas-

–Siempre se me hace una bola
la carne de su pechuga.
prefiero patatas fritas
con hamburgesa y lechuga-

–¡Pero hijita ! en un palacio...
¿como vas a comer esto ?
¿y con quién vas a casarte
si no es un príncipe apuesto?-

–¿Por qué tengo que casarme
si me gusta estar soltera ?
¿acaso no somos libres?
¿no puedo hacer lo que quiera?-

–Voy a salir de estos muros
y hacer cosas importantes.
estudiar... descubrir algo
que ayude a mis semejantes...-

Los monarcas comprendieron,
poco a poco sus razones,
y dejaron que se fuera
a cumplir sus ilusiones.

Y la princesa aburrida
fue la gloria de la ciencia
porque como estudió mucho
llegó a ser una eminencia.