Mi segundo destino en estas vacaciones ha sido otro país escandinavo: Noruega. Dos días no dan para mucho, aunque mi hija y yo los hemos aprovechado bastante, por la cantidad de cosas que hemos hecho.

No tenía en mi mente una idea prefijada sobre lo que allí encontraría, y quería dejarme impresionar por el célebre espectáculo que es contemplar sus FioRdos. Sus caprichosas formas, que se elevan o se retuercen entre el mar del Norte, abatidos por esas gélidas aguas tan azuladas, e iluminados por ese cielo polar que ahora, en verano, tiene de inquilino al sol casi veinte horas al día, no me decepcionaron. Navegamos por su costa durante unas horas, sintiendo la fuerza de esas aguas, y ensimismadas por nuestra desbordante imaginación ante la cantidad de aventuras que debieron desarrollase en medio de estos mares.

El resto de visitas...daría para muchos días explicar.

Pero una recomendación más: "El GriTo" de Edvard Munch. A una hora muy temprana salimos a visitarlo hacia la Galería Nacional. Fuimos las primeras en llegar, junto con un grupo de turistas japones e italianos, y esperamos la apertura del museo. Toda la sala, durante minutos, estuvo para nosotras solas. La desesperación de esa figura que grita, ni hombre ni mujer, despierta la sensación de angustia que llegan a sentir las personas en esta sociedad actual, tan egocéntrica y hedonista.

Y en todas las calles...árboles, parques, y muchas esculturas, en perfecta convivencia del hombre, el arte y la naturaleza.