En España, vivía una chica de diez años llamada MarTa, de ojos verdes, pelirroja y suave piel clara.
Un día, la chica se fue a pasear, y como iba distraída jugando a una maquinita que le compraron sus padres, no se dio cuenta de que en el suelo había, ¡una enorme caca!...y la pisó. La pobre cHica se manchó el zapato y se fue a su casa para cambiárselos. De camino empezó a llover, y al llegar se tuvo que cambiar entera. Todas las noches escribía en su diario lo que le había ocurrido al cabo del día, y entonces cayó en la cuenta de que todos y cada uno de los días de su vida le había sucedido algo malo y decidió intentar descubrir por qué.
Al día siguiente MarTa lo consultó con su madre, pero por desgracia su maDre no supo darle respuesta; buscó en internet, preguntó a sus maestros, a médicos, a sus compañeros e incluso a videntes... pero tuvo la mala suerte de que nadie conocía una explicación a su mala suerte. Entonces MarTa se prometió no volver a mirarse al espejo hasta que no descubriese el motivo de estos pésimos sucesos.
Pasaba el tiempo y Marta seguía sin hallar el motivo. Cuando cumplió los veinte años sus amigos empezaron a llamarla Marta "la Flamante" y ella no entendía por qué. Sólo pudo observar que desde que la llamaban así, su mala suerte había desaparecido.
Al cabo de un tiempo pensó que la promesa que se hizo a sí misma era una promesa estúpida así que tomó su espeJo y se miró después de tanto tiempo. Su sorpresa fue enorme al observar fue que tenia una piel brillante y muy hermosa, y en ese momento descubrió por que la llamaban Marta "la Flamante".
Después de esto su madre recordó por que la mala suerte de su hiJa tenia era algo continuo que acechaba a su familia, y pasaba de abuelos a nietos, y cuando se cumplían los veinte años su piel se renovaba y se volvía flamante, y entonces su suerte cambiaba a mejor.