Cenicienta Descarada
Érase una vez una muchacha llamada Cenicienta, que vivía con su madrastra y sus dos hermanastras. Cenicienta era muy gorda y comía muchos pastelitos que le hacían sus buenas hermanastras, y su madrastra. Era muy descarada y cada vez que empezaba a limpiar... antes de los cinco minutos ya se había cansado, mientras que las otras niñas continuaban con la tarea.
Un día llegó el mensajero con una carta para ella y las dos hermanastras, pero Cenicienta la cogió enseguida y no se las entregó. La invitación era para un baile terrorífico.
Como ella llevaba esperando mucho tiempo conocer al príncipe, decidió presentarse el día antes del esperado baile. No sabia qué vestido ponerse; entonces mandó a sus dos hermanastras que le hicieran uno precioso porque claro ¡no podía presentarse al baile con su vieja y sucia ropa! Ellas se negaron, pero les amenazó con quitarles todas sus joyas y sus maquillajes. Al oír las palabras de Cenicienta las dos hermanastras corrieron rápidamente a su cuarto para coger todos los elementos necesarios y se quedaron haciendo el vestido hasta la madrugada, mientras todos los demás se marcharon a la cama.
Al día siguiente le enseñaron el traje a Cenicienta. A ella le encantó, pero tenía un truco... al ponértelo se podía ver la ropa interior, aunque ella no se dio cuenta. En el baile el príncipe no estaba presente porque estaba enfermo, pero sus ayudantes eligieron a las dos buenas hermanastras, antes que a Cenicienta, ya que se comportó muy mal con todo el mundo.
Al final, todos fueron felices porque Cenicienta se marchó para siempre.
¡ Y colorín, colorado... este cuento se ha
acabado!
/ Andrea Gómez Avilés /
Tiene 10 años y está en 5 B
2 comentarios
tambien te llamas azul mar??!!
ResponderEliminarMe encanta
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