En un pueblo oriental... del antiguo Japón había muchos hombres, pero uno sobresalía más que los demás, se llamaba AkaSueJo. Este hombre era rápido, fuerte, listo, ágil, resistía cualquier cosa o tortura y era muy guapo.

Un día AkaSueJo, salió a dar un paseo por el monte pero se tropezó a un vecino que le anunció una mala noticia. Muy preocupado, regresó a la ciudad para hablar con su padre Chichampú, el cual le comunicó que pronto llegaría al pueblo el hombre más fuerte del mundo, llamado KiSuaRa.

Después de unos meses, vino al pueblo Kisuara, que era fuerte y grande, pero feo. Entonces AkaSueJo, decidió luchar contra él para que no asustara a los ancianos. Cuando KiSuaRa se enteró de que lo habían desafiado, se enfureció y llamó a su amigo para que lo entrenase.

Llegó el día del combate, KiSuaRa no sabía que AkaSueJo era fuerte, listo, ágil y sobre todo guapo y esto lo hizo enfadarse aún más.

Antes de que empezase la batalla, los dos luchadores mantuvieron una conversación. AkaSueJo le intentaba explicar a KiSuaRa que daba igual como fuesen, lo importante era competir limpiamente, pero KiSuaRa no le hacía caso y seguía con ganas de ganar a su enemigo.

Cuando comenzó el combate, AkaSueJo apareció por la esquina derecha y KiSuaRa por la esquina izquierda. Una vez empezado el combate, los dos lucharon justa y limpiamente y eso le gustó mucho a AkaSueJo.

Una vez acabada la lucha los dos hombres se dieron la mano y... después, una vez que estaban abajo del rín, los dos estuvieron de acuerdo en algo: que había sido estupendo conocerse, y que no merecía la pena volver a luchar para que la tranquilidad siguiera gobernando en el pueblo.